Castillo de La Beltraneja.
LOS TESOROS DEL CASTILLO.
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En el pueblo, no hablar del castillo es cerrarle la puerta a la
historia, a conocer parte de nuestras raíces como núcleo urbano. Llámale aldea, villa o
señorío. Da igual.
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De lo que no hay duda es que las ruinas del viejo castillo
hoy llamado de La Beltraneja, están catalogadas como un bien de interés cultural.
Por algo será. Son pues, parte de nuestra cultura. Por lo tanto, los organismos públicos locales, provinciales, regionales o estatales, deben de involucrarse.
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Desde que, en los años sesenta el escultor, hijo adoptivo del
pueblo, Genaro Lázaro Gumiel, se hiciera con la propiedad del recinto, conocemos
algunas cosas, pero no todas. Si conocemos que este señor, a sabiendas que al no tener
familia cercana algún día habría de fallecer, quiso documentar su patrimonio
dentro de una Fundación creada ante notario, en la cual hizo constar que el fin
de la misma era dejársela como legado al pueblo de La Codosera. Hasta ahí todo
bien.
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El escultor fallece de repente, consecuencia de un paro
cardiaco, y las piezas del rompecabezas comienza a dispersarse. Del proyecto
programado para la construcción de un centro educativo Iberoamericano de artesanía donde
estudiasen los niños del pueblo, nada de nada. El proyecto se olvidó. El apoderado
del legado patrimonial, Victor Mirón Ovejero, le faltó tiempo para corregir la
voluntad del fundador, y eso que había aceptado por escrito cumplir lo pactado
bajo su honor. Pues nada de honores.
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En el patrimonio de don Genaro, totalmente cedido a la fundación que
lleva su nombre, Lázaro Gumiel, constan veinticinco millones y el almacén lleno
de obras de artes, piezas de oro, como cálices, custodias y piedras preciosas,
junto a imágenes y otras obras de arte, que salieron para la capital madrileña
donde se subastaron en Salas importantes en la Gran Via de esta ciudad. Los terrenos del castillo
junto con la escultura del Corazón de Jesús, no se los pudo llevar y se
quedaron aquí. Cuando le recriminaban a esta persona, hoy ya también fallecida,
por la deriva del patrimonio, de mala manera contestaba que, como le hartaran
mucho se llevaría hasta la imagen de la Virgen de Chandavila. Una bravata más.
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Puerta principal del Castillo. La Fundación Gumiel estableció su sede en Villapando (Madrid) y siguió funcionando porque para darla de
baja habrían de liquidar el patrimonio y el sabía que los herederos legítimos
serian el pueblo de La Codosera. Asi que, en Madrid, adquirió un terreno en un
pueblo cercano donde ordenó construir una residencia para jubilados españoles
venidos de tierras americanas, sobre todo desde Méjico, país donde estuvo de
cura el citado Victor Mirón Ovejero, antes de ser secularizado, o sea dejó de
ser cura. La residencia se llamaba “El Retorno”, donde colocó como director de
la misma a su hermano.
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Una vez el gran edificio construido le fue fácil obtener
ayudas del Gobierno español al ser una institución benéfica. Hasta que llegó la crisis y las donaciones fueron eliminadas. La Residencia
presentó suspensión de pago y el banco Tridor Bank se quedó con la propiedad,
donde, desde hace dos o tres años, ha mandado construir una nueva Residencia
Geriatrica, que es una maravilla y se puede ver en interné.
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Residencia San Sebastian, en los terrenos donde estuvo La Fundación Gumiel. La Fundación Gumiel quedó extinguida y de sus propiedades en
La Codosera, por tanto, en espera de que sus herederos vayan al juez, le
cuenten el caso, le enseñen la documentación existente y recuperen lo que por
Ley les pertenece.
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Sobre las excavaciones en el patio de armas del Castillo, detrás de donde se ubica la escultura del Santo, por
las noticias que me han podido llegar, parece ser que hay testimonios de
personas del pueblo que escarbaron por su cuenta en los años cuarenta del siglo
pasado y hallaron una gran sala con bastantes piezas arqueológicas. Este es
el fragmento de la información que me remite nuestro amigo Pedro Cardoso aclarando un poco nuestras dudas:
“En relación a los escalones del Castillo recuerdo
escucharle a mi abuelo que conducían a varias cámaras en las que encontraron armas como
mosquetones, barriles, picas, etc. Y no recuerdo mucho más. Mi abuelo era
aficionado a excavar el suelo en busca de "tesoros moros", como
"tesoros de los Castros". Si se fija en la parte trasera del caserío
del Castillo, "las tapadas" están sembradas de piedras dispersas que
podrían haber estado acomodadas en alguna torre vigía sobre "la Peña La Niña". Fíjese las vistas que se pueden divisar desde "las peñas", todo el valle del Gévora. Tanto las cámaras bajo el Castillo, como la
entrada de la gruta de "a alagoa" fueron selladas. No ubico muy bien fechas, pero mi abuelo era bien joven, pudieron ser los años 40-50 aproximadamente serian, ¿de dónde salieron todos las columnas, grapas,
etc, etc, romanas que se fueron depositando en el patio trasero "de la
casa del cura" durante años?”
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Nunca es tarde para empezar. La Ley dice que, cuando una Fundación quede extinguida, como es este caso, los flecos del capital que queden, iran a parar al lugar indicado por el fundador en el acta fundacional. Los papeles hay que moverlos y las cosas hay que decirlas. Ya veis, hace once años que la Fundacion Gumiel fue extinguida y nadie dice nada. ¿Cuantos años más han de pasar para que la herencia se reclame y el pueblo reciba lo que es un legado histórico que le pertenece?
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