miércoles, 19 de octubre de 2022

Los Milagros de la Virgen de Chandavila.

 



Santuario de Chandavila. 



LOS MILAGROS DE LA VIRGEN DE CHANDAVILA.

    Cuando se habla de religión en charlas coloquiales, como todo en la vida, cada uno de nosotros tiene su criterio propio, el cual debemos  respetar.

    Si tocamos el tema de Chandavila, los vecinos del pueblo lo tienen muy claro. Una cosa en ser religioso y otras creer en las apariciones de nuestra Virgen,  desde hace de esto ya setenta y siete años. Precisamente fue el año que yo nací. Nunca me lo han comentado, pero supongo que, como la mayoría de las mujeres del pueblo, mi madre, conmigo en su vientre, pues yo nacería seis meses después, también se desplazaría andando por las cuestas que preceden antes de llegar al castaño, cuyo tronco, hoy ya viejo y seco, todavía se conserva en el interior de la pequeña y primitiva ermita, llamada "de Las Apariciones". Muchos de nosotros habremos oído  comentar alguna vez que otra la frase  "que la fe mueve montañas" y a veces debe de ser difícil tenerla, pues ya Jesucristo nos dijo que, "por la fe nos salvaríamos". 

     Me he pasado este último mes viviendo en Madrid muy cerca de la parroquia de la Virgen de las Nieves, pues no en vano la urbanización se llama Mirasierra, por las vistas tan espectaculares que desde allí se divisan de la Sierra madrileña, sobre todo en invierno, cuando las crestas aparecen teñidas de blanco por la nieve caída.

    En la homilía de la misa del domingo pasado, el celebrante tocó el tema de la fe. Tenerla o no tenerla. Y para ello, nos explicó lo que les sucedió días atrás cuando, en compañía de unos amigos,  fueron a pasar un fin de semana a una casa rural situada en un pueblo cercano. Amaneció el domingo y después de oficiar la santa misa se dispusieron a preparar la comida, dándose cuenta que para poder guisarla les faltaban los tomates. ----Ah!, dijeron, nos acercamos al pueblo a ver si hay alguna tienda abierta.---Pero que va. Todo cerrado. De regreso, uno de los tres dijo. -----Cuando lleguemos a la casa, veréis como los tomates están allí---, ----Esto no nos puede pasar.---Y, efectivamente, al abrir uno de los armarios, en el interior había un bote de tomates. --¿Quién lo había dejado allí? Nos preguntó. --No lo sabemos. Nos dijo.  ---Lo cierto es que alguien los colocó. Pues esa es la fe. Nos dijo. --Algo que sucede porque lo hemos pedido con fe y se realiza. --Los milagros existen en la Tierra  desde que Jesucristo estuvo por el mundo, tal como nos los narran los apóstales en sus Evangelios. 


 Paraje de Chandavila, el dia de las apariciones. La Virgen le dijo a Marcelina que regresase por la tarde, que iba a hacer un milagro. Los caminos se llenaron de gente acompañando a la niña para presenciarlo. 

    En Chandavila, desde el primer momento, lo que más llamó la atención del vecindario, fue cuando la Virgen le dijo a Marcelina que volviese otra vez por la tarde, pues iba a hacer un milagro. Y la niña lo creyó, y también las mas de 1.000 personas procedentes del pueblo y de otros cercanos, que se desplazaron tras ella para presenciarlo. Si no hubiesen tenido fe, seguro que no hubieran hecho el sacrificio de estar allí a las tres de tarde bajo un sol abrasador. Por eso el milagro se realizó. Al verla avanzar por el barbecho, la madre de la niña se desmayó, el sol giró con más fuerza y Marcelina no tubo ningún arañazo en sus piernas ni en las rodillas después de haber recorrido arrodillada entre castaños por terreno pedregoso lleno de erizos secos y punzantes.


                     El primer altar construido bajo el castaño de las apariciones.  

    Escuchando estas historias, trasmitidas de viva voz, crecimos una generación de niños y niñas. Pasando unos años, ya mayorcitos, aun con pantalón corto, a finales del mes de mayo íbamos cada año  por nuestra cuenta a la romería conmemorativa de las apariciones y, con anterioridad,  a contar los autobuses y automóviles que llegaban al pueblo desde por la mañana temprano. Algo que nunca antes había sucedido. Los autobuses paraban en el "Lejio" y mi padre ese día vendía el doble de panes. Los peregrinos se los llevaban tiernos y calientes, recién hechos, como cada año, imprescindibles para añadirlos a las viandas que, en cestas, los peregrinos viajeros portaban.

    Yo comencé a trabajar en una empresa de distribución de material eléctrico, que en aquellos años estaba localizada al principio de la calle Martín Cansado de Badajoz. Junto a nosotros estaban los Talleres y el Garaje Plá, hoy sede del Colegio de Abogados. En aquellos años Badajoz era casi como un pueblo y la gente se saludaban porque unos y otros nos conocíamos. Con los empleados del Garaje Plá por proximidad, me llevaba muy bien y un dia, en la fiesta del mes de mayo, en Chandavila, me encontré con uno de estos empleados. ----¡Hola!, no sabía que eras devoto de la Virgen de mi pueblo! --, le dije. –Te voy a contar que me pasó hace poco--, me contestó: ---Tenemos una vecina que la pobre señora llevaba ocho embarazos abortados y  la mujer estaba destrozada. Le hablaron de Chandavila y los acerqué personalmente en mi coche una tarde que no paraba de llover. Nos abrió las puertas el ermitaño, la señora, con gran fe se lo pidió llorando a la Virgen y al poco tiempo, en su nuevo embarazo nació el niño.

    Yo creo que si le preguntásemos a la gente del pueblo, casa por casa, casi todos tienen que agradecerle favores a la Virgen. Esa fe se nota cada vez que oyes hablar de este tema al vecindario.


El Santuario


    Como personalmente conocía tales hechos, hablando con mi consuegra Concha, salió el tema de su sobrina, farmacéutica en Madrid, puesto que la habían inseminado dos veces para quedar embarazada con resultado negativo y, si a la tercera fallaba, el deseo de ser madre quedaría truncado. El comentario que le hice se lo transmitió a su sobrina que, junto con su marido, que también es farmacéutico, viajaron a La Codosera, un pueblo que ni sabían por dónde estaba. Subieron  hasta Chandavila, se lo pidieron con fe, y efectivamente, meses después, llegó el embarazo y nació la niña.

    
Misa en la esplanada del Santuario. 


    El gran número de devotos que a lo largo del año visitan el lugar para rezarle a la Virgen, es una prueba fiable de la necesidad que, a veces, nos induce a encomendarnos a Ella y aceptar los designios de Dios.

    Setenta y siete años son muchos años, tres generaciones que han presenciado en La Codosera el ir y venir de la gente, la mayoría sin poner un pie en el pueblo. Esto es algo que a los vecinos, a los empresarios de este lugar no le hace mucha gracias, puesto que se habla bastante del turismo religioso, que aquí existe, pero que al pueblo no le aporta riqueza alguna. Se supone que algo se podría hacer por parte de los gobernantes. En fin, un plan a medio o largo plazo, seria lo mejor. 

    Dejemos el tema material y sigamos con los milagros de la Virgen. Los que aquí os narro, son experiencias personales. 

    A veces, cuando viajas te encuentras con alguien que te preguntan de donde eres. Al responderle enseguida te relacionan con el lugar donde se apareció la Virgen de Chandavila. Pues bien, en una comida entre familiares y amigos, un médico doctor en cirugía y otorrinolaringología, el Doctor Álvarez, me dijo: --Luego te hablo. Tengo dos casos de tu pueblo.--. Según me explicó, un paciente de Almendralejo, lo estaban tratando en el Hospital Infanta Cristina, Hoy Hospital Universitario, de un cáncer y, de pronto dejó de asistir a la consulta, precisamente cuando en los días posteriores le iban a operar. Pasó el tiempo. Cinco años después llego un nuevo paciente a la consulta, también de Almendralejo, que al introducir sus datos en el ordenador, se dieron cuenta que su apellido era el mismo al del cliente desaparecido. Le preguntaron: ---Usted conoce a tal señor?. Si., le respondió. --Es mi padre, que fue a Chandavila y se ha curado----. Esta es una historia. la otra corresponde a una señora joven residente en Badajoz.  Igualmente la estaban tratando para operarla de un cáncer y en la última exploración que le hicieron comprobaron que estaba limpia totalmente, la enfermedad había desaparecido. Extrañados le preguntaron  que es lo que había ocurrido y ésta le respondió: ---He ido a Chandavila a rezarle a la Virgen y a pedirle que interceda por mi para que me ponga bien.--. Pasado un año, en una revisión de rutina, comprobaron que la señora lucia un figura esplendida con un embarazo esperando a su primer hijo. 

    El citado doctor me comentó: ---Yo no se si esto es un milagro o no, lo que te cuento son los hechos que nos han ocurrido con estos pacientes en la consulta. Cada uno que lo juzgue como quiera.--


 Perdón y Paz. Impresionante mensaje de la Virgen en este nocturno de puertas abiertas. 

    La Virgen de Chandavila bajó a la tierra y se apareció a una niña de diez años en una de las peores etapas que el mundo ha vivido, Los años cuarenta del siglo pasado, cuando la mayoría de los países estaban en guerras unos con los otros. Y solo pidió cosas sencillas: Que recemos por la Paz y que nos Perdonemos unos a otros. PAZ Y PERDÓN, ayer como, como siempre, son las dos palabras claves para que seamos buenos cristianos mientras estemos en este mundo.