jueves, 22 de febrero de 2024

Esta España nuestra. Miseria, trabajo y bienestar.

 


Esta España nuestra. 


Hasta las abuelas iban a la fuente en alpargatas.



EXTREMADURA EN AÑOS DE POS GUERRA. Años malos.

ESPAÑA ROTA, por Julian Carretero. Hoy 22 11 2023


Cuando para buscar la sombra se sembraba una parra. 

        Me dieron a luz el mes de septiembre del vigésimo año de la victoria, en un pueblo de la España profunda y de la todavía más profunda Extremadura. Justo tres meses después Eisenhower pisaría suelo patrio para regocijo del Régimen, culminando así nuestra incorporación al bloque occidental y terminando definitivamente con el aislamiento sufrido por el alineamiento franquista con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Eran tiempos de una España más en negro que en blanco, de una mayoría de vencidos y una minoría de vencedores, de contubernio judeo-masónico-comunista, de miedo y represión, de falta de libertades y censura, de nacionalcatolicismo, de cara al sol, de sección femenina, de mujer en sus labores necesitada de permiso paternal o marital para todo… Tiempos de dictadura de la de verdad. De señoritos altivos y braceros de cara ajada por jornadas de sol a sol, mirando sumisos al suelo con la boina sujeta entre sus manos. Tiempos de escasez y pobreza, de beneficencia municipal y falta de prestaciones sociales, aunque España se definiera como «una unidad de destino en lo universal», de diáspora externa e interna en busca de pan y trabajo, donde dos millones de personas se calculan emigradas a Europa en la década subsiguiente, rondando los cuatro millones el movimiento interior. Tiempos de escasa escolarización, de pizarra y pizarrín, pluma, tintero, enciclopedia y catecismo; de leche en polvo y queso del Plan Marshall. En la España de 1960 mas de 7,5 millones de personas eran analfabetas y menos del 3% tenía educación superior. Aquí en el terruño aún eran tiempos de pies descalzos y alpargatas, comedores parroquiales, cuadrillas de menores ‘apaña bellotas’ y ‘apaña aceitunas’ y aún resonaban con cierta frecuencia los denominados repiquetes anunciando la muerte de algún niño o niña. Eran frecuentes los andancios de sarampiones, paperas, escarlatinas, rubeolas y tosferinas, no faltando tuberculosis, paludismos y fiebres de Malta. Tiempos sin saneamiento ni agua corriente para beber, labores domésticas o baño semanal en el lebrillo, de lavado de ropa en panera de pilas, lavaderos públicos y regatos cercanos. En muchos hogares solo había una comida diaria, escasa y repetitiva y alguna merendilla de bellotas y castañas, asadas o cocidas, membrillo cocido o en dulce, pan con aceite y azúcar, meloja o sucedáneo de chocolate. Tiempo de jergones de lana de oveja churra, virutas de corcho, hojas de maíz o paja, de pantalones raídos por el tiempo y jerséis encogidos por el crecimiento, de sabañones, de frío en el cuerpo, de brasero de picón, candiles, carburo y bombillas de 15 bujías. Tiempo de mochileros, belloteros y rebuscos, de jornales inferiores a diez duros y búsqueda diaria de trabajo en la plaza del pueblo, del Plan Badajoz, yegua y vaca, que benefició a pocos y no impidió el éxodo de cientos de miles. Tiempos de una España rota desde siempre… En la que nací y que hubo de esperar aún veinte años más para comenzar a componerse con equidad.



El que tenia un carro, vendía lo que podía. El piconero era fijo cuando llegaba el invierno

        De esta historia que aquí se cuenta, son hechos que ocurrieron, tal  como escribe la persona que los narra,  ocurridos hasta veinte años hasta después  de terminada nuestra Guerra Civil. ,A fecha de hoy,  han pasado ochenta y cinco años y por suerte esta  España Nuestra, en nada se parece a la que fue como consecuencia de una guerra que hicieron los que nunca debieron organizarla, una guerra fratricida, todos españoles, matándose unos a otros. España ha sabido salir adelante y convirtiéndose  en una nación rica y próspera, pues somos la cuarta potencia de Europa,  gracias al esfuerzo de sus trabajadores y sobre todo a una generación de gente muy luchadora, muchos emigrantes, que han sabido levantar el pais hace adelante.