viernes, 12 de diciembre de 2014

LA CODOSERA Y SU ESTRELLA DE 5 PUNTAS. .





LA CODOSERA y su estrella de cinco puntas.



La parroquia.

Fervor y devoción. Semana Santa 2014

Al contemplar la fotografía de la fachada principal de la iglesia matriz de La Codosera, encontramos elementos diferentes a los existentes en  otros templos de la región. 


La Codosera.


                                               No hay duda que la hermosa espadaña que soporta sus dos campanas de bronce resulta de una gran belleza, una labor importante que hubieron de realizar los técnicos del siglo XVII, cuando, derruida la torre aledaña en su costado derecho consecuencia de la Guerra de Restauración portuguesa, hubieron de acoplar el campanario a su fachada principal, olvidándose de la torre, sin duda, ante el temor que en cualquier otro momento, y en lo sucesivo, caso de ser reconstruida, los defensores de la población volvieran a utilizarla como elemento defensivo y el enemigo  derruirla de nuevo.

El edificio en la Guerra con Portugal año 1642

La Codosera (Codiçeira) 1642

                                    De aquella Guerra con Portugal, los portugueses nos legaron un documento de lo más valioso que entendemos para conocer como fue el pueblo en su época, un gravado donde se aprecian la formación de sus calles, el Castillo, la Torre del Reloj del Ayuntamiento, la plaza de la Fuente, sus murallas defensivas, las diferentes puertas Puertas , la de Alburquerque, de los Olivares y de Arronches, las ermitas, de San Pedro, San Sebastían y La Luz,  y sin duda lo mejor de todo, el diseño de tal como fue en esta fecha el templo parroquial, de claro estilo portugués y templario,  tal como observamos en esta otra fotografía, por su parecido,  con el de la población vecina de Marvao.   

Iglesia de Marvao

                                   No es casual que tal como observamos en la fotografía que les muestro de la Iglesia de Marvao, existe una similitud muy parecida de la fachada este templo, tal como fue en su día,  con la iglesia de esta población portuguesa.



Río Abrilongo, frontera con Portugal.

                                         Los restos de la torre que aún quedan en los laterales de la iglesia codoserana son señas de identidad similares a los portugueses. 

Los campanilleros en la iglesia el Domingo de Resurrección.

 Y no es casualidad porque, como ya hemos comentado en otros trabajos, La Codosera antes que española fue portuguesa, integrada en el Concelho de Marvao.

Caballero Templario

En los primeros momentos vividos en la Península Ibérica en lucha contra los musulmanes por arrojarlos fuera del territorio, además, los portugueses obtuvieron su independencia del reino castellano-leonés y, anteriormente, lo que fue el Condado Portucalense se convirtió en Reyno soberano. El primer rey de Portugal fue Afonso Henriques, quién ayudado por los Caballeros Templarios, lograron arrebatar al famoso caudillo árabe, Ibn Marwán, la sede de sus dominios de su castillo roquero, situado  en la cabecera de valle del Gévora, Marvao, el corredor fluvial que el moro utilizó para llegar hasta el Cerro de la Muela, en la desembocadura  con el Guadiana,  donde fundó la ciudad de Badajoz.

Marvao

                                    A partir de este momento, Marvao, pasó a ocupar un lugar de importante relevancia dentro de la administración militar y política de la extensa región al sur del Tajo y es por ello que Afonso Henriques, en agradecimiento por su ayuda,  le hizo entrega de estas tierras para que las gestionaran, a los monjes-caballeros del Templo, que a forma de diferenciarse de los guerreros de su época, utilizaban como distintivo manto blanco con una cruz color roja dibujada en el centro.



Navidades en La Codosera

                                       Los templarios entraron en Portugal en tiempos de la condesa Teresa de León, madre del rey mencionado, en 1127 a cambio de su colaboración en la Reconquista. En Europa fueron una de la más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media y se mantuvieron activos durante poco menos de dos siglos, hasta que los rumores en torno a la secreta iniciación de sus componentes crearon una gran desconfianza en el rey de Francia, quien dirigiéndose al Papa Clemente V, logró que gran parte de sus componentes fuesen apresados e inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera, mientras que su orden fue disuelta. Su brusca erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo su nombre hasta nuestros días.



                                Tras la bula papal ordenando su disolución, los reyes portugueses fueron sus valedores y grandes defensores, por cuyo motivo cambiaron el nombre  por el de la Orden de Cristo, siendo este nombre en la actualidad y en la vida política del pais vecino,  una de la condecoraciones más importantes que el Jefe del Estado concede a  personalidades que destaquen en cualquiera de las facetas personales, políticas o militares.



perfil humano

                             Con todos estos antecedentes de los hechos históricos acaecidos en estas tierras, reconocemos que la construcción del templo-militar de la iglesia codoserana fue mandado construir por dichos caballeros. Así nos lo confirman las marcas labradas en los rosetones graníticos que enlazan los nervios que soportan la bóveda sobre el Altar Mayor. Donde observamos, en uno de ellos,  un rostro masculino, que pudiera ser el prior de la orden.

la cruz


En dos más, uno, situado en el centro de la cúpula y otro en uno de los extremos, la Cruz de la orden.

la rosa

En otro se ve perfectamente una rosa. La rosa es por excelencia el símbolo del secreto guardado,  y fueron los Templarios, entre otras sectas, quienes la utilizaron como emblema. 


la estrella en el templo de La Codosera.

          Y por último, observamos la última roseta donde aparece una estrella de cinco puntas

De la misma forma, en el Alentejo portugués tambien existen algunas de estas marcas, como  las que les muestro en la siguiente fotografía captada en  la entrada de la iglesia Matriz de Jurumenha, (Portugal),  una población cercana a Olivenza, un territorio donde la presencia de los Templarios fue importante. 

Marcas en el portal de la iglesia Matriz de Jurumenha. 


                             Al respecto de esta estrella, para conocer mejor el significado de la misma,  a continuación,  les muestro una fotografía de un edificio que se encuentra en Pontevedra. En la actualidad en este viejo caserón se encuentra el Archivo Provincial y anteriormente su propietario fue Javier Pintos-Fonseca quien lo mandó construir en el año 1910 con el fin de establecer la sede de una hermandad heterodoxa: la teosofía, Sociedad de Estudios Teosóficos “Marco Aurelio”, donde se reunían los miembros de la misma para debatir acerca de cuestiones espirituales y esotéricas. Observen que en la fachada de este edificio, en la parte superior, mandaron colocar una estrella exactamente igual que la que existe en el templo de La Codosera. Dicho edificio es conocido por los vecinos de esta ciudad gallega como “casa de los masones”, y todavía conserva este elemento mencionado que causa asombro a quienes lo contemplan. Ha sido casual que este signo en el edificio gallego haya permaneciese  inadvertido durante la época de la dictadura franquista para los censores del Régimen, quienes trataron de eliminar las huellas de la masoneria de todas partes visibles. 


fachada gallega con estrella 5 puntas


                            Esta estrella de  cinco puntas es conocida con elnombre de pentalfa, o mal llamado Pentagrama, (emblema de todo ser que piensa), aunque  su significado es muy variado según los grupos que a lo largo de la historia, desde los tiempos del rey Salomón hasta nuestros días, la hayan tenido como distintivo.
Las creencias de la historia de los Templarios en Europa son muy variadas y hasta existen corrientes que defienden que jamás se disolvieron y que los masones son sus sucesores secretos. Según la historia practicaron ritos y creencias paganas y fueron condenados por ello. Las marcas labradas, desde hace cientos de años, desde su construcción,  en esta iglesia, corresponden a sus señas identidad y confirman su presencia en una Codiçeira antaño portuguesa, cristianizada y gobernada por dicha Orden.





domingo, 7 de diciembre de 2014

LA CALLE DEL REGATO.









LA CODOSERA.- CALLES CON HISTORIA.  LA CALLE DEL REGATO.





Paraje del "Molino"




La Codosera en fiestas.

 El agua es un bien natural que los codoseranos desde tiempos remotos han sabido valorar y sacarle provecho para obtener notables  beneficios al poner en valor sus tierras de labor más productivas. En La Codosera el agua es algo normal verla correr por sus campos y, hasta hace algunas décadas, también por sus calles. En la actualidad el agua en este pueblo contribuye al bienestar de naturales y forasteros gracias a las instalaciones deportivas y recreativas creadas en los aledaños del río principal,  como atractivos turísticos. 



La Codosera. Piscinas naturales en el Gévora.

A partir de los años sesenta muchas familias de aquí emigraron. Fueron tantas que algunas calles se quedaron casi sin vecinos.  Por este motivo y durante un tiempo era frecuente ver algunas puertas y ventanas cerradas, sin vida en su interior, hasta que los que marcharon  decidieron venderlas y con ello comenzaron a llegar otras familias diferentes, muchas de ellas procedentes de los caseríos y casas aisladas diseminadas por la campiña cercana a la frontera con Portugal.


La calle del Regato vista desde la plaza

Por entonces,  las calles eran conocidas por nombres diferentes a los que hoy figuran en los rótulos de cerámicas que el Ayuntamiento ha mandado colocar en cada esquina. En una de ellas, los vecinos no vivían en la calle General Primo de Rivera, por ejemplo. No. Vivían en la calle del Regato.


Calle conocida como del "Regato".


Por donde terminan los coches aparcados, cruzaba el regato.

Esta calle era la más importante de todas. La que partiendo desde la plaza de la Iglesia, junto a la del Ayuntamiento, el lugar donde se asentaban los principales bares y comercios, algunos talleres artesanos,el cuartel de los carabineros, la estafeta de correos y el casino del pueblo, entre otros,  y además, en mitad de la calle, un regato de agua que, procedente de la  sobrante de la fuente principal, mantenía un caudal  al aire libre, constante las veinticuatro horas del día, que cruzaban casi saltando niños y mayores, y no por hacerlo nadie protestaba. 


Trampilla con acceso al Regato, hoy encauzado bajo el pavimiento.

Era ésta una calle empedrada, como casi todas, sin apenas acerados. Escasas lanchas de pizarra grisácea, colocadas irregularmente a voluntad de los propietarios, y algún que otro trozo encementado, aparecían salpicados a lo largo del recorrido. 

Portón de Manuel Tojera


Antes de abandonar las calles del pueblo un ramal del regato se adentraba por la parte de atrás en los corrales de esta casa que aparece en al foto, propiedad del señor Manuel Tojera, donde regaba el jardín y desde aquí, saliendo hacia la calle Arrabal, continuaba calle abajo para dirigirse a la huerta de los Mero, ya próxima a la callejina de los Nogales.


La Fuente.


 Una de las viviendas cercanas al regato era la de Julio Barroso Palacín. Apenas tres portales más arriba estaba situada su casa, y fue precisamente gracias a este regato cuando en los años cincuenta se pudo sofocar un pequeño conato de incendio ocurrido en su casa. El mayor de sus hijos, estudiante por entonces, sin permiso de sus padres, fumaba a escondidas en su habitación. La llegada inesperada de alguien le hizo esconder el pitillo encendido en uno de los bolsillos de su chaqueta y al poco tiempo colgarla en el armario creyéndolo apagado. No fue asi y al poco rato las llamas prendían en el resto de la ropa allí colgada. Las vecinas se movilizaron y, unos con cubos y otros con cualquier recipiente, corrieron al regato a por agua con la que lograron solucionar aquel grave problema.


El la planta de arriba estuvo situado el Casino.


El agua del regato de la fuente antes de atravesar  la calleja de San Miguel.

Con una extensión de su caudal,  aproximadamente  más de un kilómetro, el regato, una vez que recorría parte del casco urbano, donde nadaban  gansos y patos y bebían el resto de animales y otras aves  de corral sueltos por las calles,  tal como narra en el siglo XVII el cronista portugués Aires Varelha, el agua de esta fuente era la joya del pueblo y gracias a ella se regaba una gran huerta cercana a la población donde se cultivaban excelentes hortalizas. “Tem aquelha vila uma abundantísima fonte que fertiliza a muytas e agraçadas hortas que acomodam con regalo aos moradores”.  La gran huerta ha de referirse a lo que en la actualidad son las tierras de regadío, situadas en lo que fue la Calleja de los Nogales, extendiéndose hasta las proximidades del Potril y cercanas a las parcelas lindantes con el rió Gévora.



Casas reformadas en la misma calle. Antiguo Bar Farrangalla