martes, 28 de abril de 2020

Río Abrilongo.

EL RIO ABRILONGO.



En numerosas ocasiones nos referimos a este rio que, por ser fronterizo, la mitad  nuestro y la otra de Portugal y por lo cercano que lo tenemos, además de ser interesante por la de noticias que genera a raiz de la inauguración del nuevo puente sobre sus aguas a su paso por el caserio de El Marco, y por este motivo haber alcanzando en el Guinnes el título de "Puente Internacional más pequeño del Mundo"


Popularmente, en el entorno de La Codosera, es un rio cargado de historia, sobre todo en el aspecto del contrabando, una de las fuentes de ingresos mas importantes que hubo por aqui en los años de posguerra, por cuyo motivo nació el caserio de El Marco que, a través de los años, fue creciendo con viviendas situadas a ambos lados, junto a las orillas del mismo. Esta convivencia de gentes rayanas conocedoras del terreno, para poder comercializar los productos en un sentido o en otro, según el mercado conviniese, hizo que a las autoridades fiscales de ambos paises, les fuese casi imposible acabar con el negocio del contrabando.


Para los vecinos de La Codosera, el entorno del cauce del Abrilongo en el tramo comprendido, que va, desde La Tojera hasta El Marco, es bien conocido por su cercanía y por la cantidad de fincas y viviendas asentadas en todo el recorrido, muy próximas a la carretera pero, sin embargo, aguas abajo del Marco, una vez que entra en el termino municipal de Alburquerque, ya no lo es tanto. Por este motivo, hace unos dias, un amigo de Alburquerque, Juan Antonio Robles Duran, me ha enviado un trabajo muy interesante y ameno que ha realizado sobre el mismo rio, totalmente desconocido para los vecinos del pueblo,  el cual me gusta compartirlo con vosotros y espero que os guste:

"Rio Abrilongo. Alburquerque.

De entre las acepciones que he encontrado me quedo con la siguiente, de origen celtíbero: “hbar-longh”, que quiere decir “pozo de la alegría o pozo de la delicia”, donde el agua es vista como deliciosa y/o abundante. Veremos a lo largo de la entrada, que la presencia del agua es de suma importancia por estos lugares.


Para comenzar esta ruta, que hoy os propongo, deberemos desplazarnos hasta el Barragem de Abrilongo. Un pequeño embalse situado a ambos lados de la frontera y al que se llega por la pequeña carretera que une las aldeas alentejanas de Ougüela y Degolados. Allí podemos dejar nuestro vehículo y, al pie del pantano, comenzar nuestra ruta.




Son estas zonas de “reyerta”, un territorio que fue común para Alburquerque, Arronches y Ougüela y que era destinado para pastos comunes del ganado (de sol a sol).
En los alrededores, donde predomina la roca calcárea, se instalaron hasta 5 hornos, donde ésta se transformaba en cal para darle a las fachadas alentejanas el aspecto que tenían.
Al tratarse, en su mayoría, de fincas privadas, es recomendable (siempre que no se cuente con el permiso adecuado) caminar junto a la orilla del río. Apreciaremos una sucesión de marcos fronterizos que delimitan ambos países (T.M. de Alburquerque y Campo Maior). En esta primera parte del camino podremos observar la avifauna existente, compuesta por cormoranes, aguilucho lagunero y algún milano que otro. Al otro lado de la orilla, la portuguesa, declarada ZPE (Zona de Protección Especial), podemos observar avutardas y río abajo, grullas que llegan en invierno.
A medida que el camino avanza, un auténtico bosque de galería se va acrecentando en todo el curso de nuestro río, con presencia de fresnos, chopos y sauces, y en las zonas que está sometido a más estiaje con adelfas y tamujos.
Muy cercano al río, apreciamos las ruinas de un antiguo cobertizo. Suponemos que era utilizado para almacenar los productos de las cercanas huertas existentes.




Del mismo modo, en la parte española se abre una enorme extensión de terreno, que sabiamente moldeada por la mano del hombre, se ha convertido en un productivo olivar y, desde hace unos años en una maravillosa plantación de almendros.
A partir de aquí, la cosa se complica un poco, dado que llegamos a la parte más sinuosa del camino, acrecentado por la maleza existente alrededor del río, que hace muy complicado proseguir. Es entonces cuando el río se vuelve de una belleza extraordinaria. Rápidos y cascadas se suceden, en una parte del río, que raramente se queda sin caudal. De pronto, una cueva, nos sorprende. Lugar ideal para hacer un alto en el camino.




Mientras uno da buena cuenta de la “chasina” alburquerqueña, imagina por un momento, aquellas historias de contrabandistas y carabineros, poniendo la vista en lo que queda de una antigua “caseta de carabineros” que asoma en lo alto de la loma. Memorias de un pasado portugués y español de pobreza, hambre y escasez. El contrabando surgió como una solución engañadora para cambiar las difíciles condiciones de vida. La frontera era custodiada por la brigada fiscal y por los carabineros que, escondidos en el matorral, sorprendían con disparos a los contrabandistas de café. ¡¡Carabineros, carabineros!! (CIAA)



Puede el caminante dar por finalizada la ruta y volver por sus pasos y en otra ocasión, comenzar en El Marco, la pedanía donde se unen (en el Río Abrilongo) Alburquerque, Arronches y La Codosera) y llegar hasta este punto.
Como decíamos, el agua es el elemento importante en este trocito de Extremadura y Alentejo. La presencia perenne de las aguas del Abrilongo y el Gévora (o Xévora) configuran estos lugares como zonas fértiles y propicias para diferentes cultivos.
En un radio de acción, relativamente corto, se encuentran los manantiales de agua mineral de Los Riscos de Higüela (de extenso recorrido y acreditado reconocimiento) y de Las Abejeras.
Muy próximo, en plena fortaleza de Ougüela, encontramos la Fonte da GraÇa, que desde hace varios siglos, es considerada por la sabiduría popular como idónea para fines curativos, entre ellos, antiguamente se decía que expulsaba la “solitaria” y de una sucesión de coquetas fuentes muy bien conservadas que jalonan el territorio.


Seguiremos.....

lunes, 13 de abril de 2020

PERSONAJES POPULARES. " El Rubia·




         Francisco Lucio Serrote. 




                        LA CODOSERA. Personajes Populares. LA RUBIA.


                 La verdad es que nunca supe el por qué le pusieron este apodo. Su nombre era Francisco Lucio Serrote, una persona delgada y erguida de tanto trabajar. Vivió soltero toda su vida. Su padre fue durante años el enterrador oficial y vivían en una casa muy cerca del cementerio.









   Sacando agua del pozo. 

               Le tocó vivir los años duros. De pequeño, como muchos de los niños del pueblo, con diez o doce años ya le habían adjudicado una ocupación. Trabajos duros ya que maquinarias no había y cualquier actividad se hacía a brazos y con fuerza. Quizás por vecindad con la familia Rolo, comenzó de peón con ellos y de ahí, de peón, nunca ascendió. Su maestro fue Marcelo el Rolo, uno de los mejores profesionales que había.

             Hablamos de los años cincuenta, cuando las escaleras que utilizaban los albañiles para subir el material a las partes altas de la obra, eran de palos y, de cuando la argamasa se transportaba en un “tablacho”, lo que es un cuadrado liso de madera, que el peón lo utilizaba de un lado para otro o incluso cargaba con él subiendo escaleras, apoyado en su cabeza. Pues ese es el trabajo que le encomendaron.

                  Tuvo la mala suerte que su maestro Marcelo murió mientras trabajaba, pero no de un accidente laboral, no. Al echar un trago de agua con el botijo, una avispa se coló en su boca y le dio un picotazo en la garganta. Estaban en la pedanía del Marco y coches no había. El maestro notaba que la garganta se le estaba inflamando y que respirar le costaba. Ya no podía ni tenerse de pie. Los compañeros, pidieron una carreta, lo tendieron en ella y lo trajeron al pueblo, que es donde vivía el médico. Pero fue imposible. Falleció en el trayecto. Pobre hombre.


Carreta de bueyes. 
         
                 Pasaron algunos años y nuestro personaje ya se sentía mayor, dejó la construcción y se dedicó a trabajar en lo que le salía. Pequeñas actividades como, ir al monte y traer "jases" de leña, algunas "ensendajas" o manojos de plantas aromáticas, como orégano, laurel o cualquier otra cosa que las amas de casa le encargaban.  El vino le gustaba bastante y en las tabernas era muy conocido. Esto le perjudicó. Casi todos los albañiles tenían la botella en la obra y al final, muchos de ellos pagaron sus consecuencias. Pero las ganas de divertirse nunca le faltaron. Iba por los alrededores, a todas las ferias que podía y, como no tenía familia se juntaba con el que le pagaba las copas. Era muy buena persona y la gente del pueblo le daba algunos trabajillos, poca cosa, con lo que fue tirando hasta el fin de sus días, además tenía su paguita y esto último, fue la causa de su trágica muerte. Su buena fe hizo que no desconfiase de nadie y por ello, la puerta de su casa siempre estaba abierta. Las vecinas lo cuidaban. Algunas le llevaban la comida y otras entraban por si necesitaba alguna cosa. Una mañana, cuando entraron se lo encontraron postrado en su cama agonizando. Un joven del Marco, le habia robado las pocas monedas con que contaba, al negarse, le dió una paliza y lo dejó moribundo. El entierro fue multitudinario y el feretro apenas tubo que recorrer unos metros para llegar, primero a la ermita de la Luz y despues al campo santo, un lugar sagrado, donde su padre a tantas gentes habia enterrado. A veces, asi de trágica es la vida, pero los vecinos del pueblo no lo han olividado. Pasó por la vida sin hacerle daño a nadie, como una buena persona.  

El puente del Marco.