martes, 27 de octubre de 2015

LOS CASTAÑALES

    

LOS CASTAÑALES. 

   

Paraje de Los Castañales antiguamente. 


       En el pueblo existen rincones abandonados, tierras que fueron dadas a los vecinos del pueblo por los gobernantes medievales y que han llegado sin documentación  así hasta nuestros días. De ahí que su revalorización, al ser terrenos sin escriturar,  cuyos beneficios se han transmitido de padres a hijos, no han tenido quien vele por ellos. Lo que antaño fue un terreno productivo, tal como narran las crónicas de la época, donde la castaña era uno de los primeros activos de su riqueza con que el pueblo contaba. Hoy día en nada se parece a lo que fue. Su nombre no se olvida y los viejos árboles que siguen en pie, dan el fruto que sus vecinos agradecidos recogen. También su nombre "Los Castañales", hoy día sirve para nominar a una de las rutas de caminantes que, con gran éxito de participación la recorren cada año. De la revista "Senderismo", tal como la publican, os inserto el texto descriptivo de la misma:

Ruta Los Castañales. 


     La ruta comienza en la Av. de Portugal en dirección a Bacoco, girando por la calleja del Calvario para tomar inmediatamente la pista de tierra que asciende por un eucaliptal que llega al camino de los Castañales por el que transita para sumarse al SL-139 en el camino de Valdemoros, hasta las inmediaciones de la casa de Barrero donde ambos senderos se separan. El recorrido continúa por la umbría de la sierra entre alcornoques, jaras y monte bajo, donde es probable observar aves forestales como currucas, rabilargos o picapinos, en dirección al paraje de Monte Viejo y cruza la carretera que une las pedanías de Bacoco con el caserio de La Tojera, coincidiendo con el PR-BA 265 desde este punto hasta la zona de Sierro de Bastos y separándose al tomar el camino de la Tojera; estos núcleos de población de la Raya se afianzan como consecuencia del fin de las guerras entre España y Portugal a la firma del Tratado de Lisboa en 1864, en el que se fija definitivamente la la línea fronteriza, conocida como La Raya, entre ambos países. Deja atrás la pedanía por la carretera BA-052 en dirección a El Marco, para abandonarla tras 1,8 kilómetros tomando nuevamente el camino de la Tojera hacia el paraje de la Rolera. Asciende rodeando la cara norte de la Sierra del Lugar, pasando por el pico Matasiete, regresando nuevamente junto a la casa de Barrero, antiguo Cortijo de los Telos,  para llegar a una de las cotas más altas de la ruta e iniciar el descenso hacia al Santuario de la Virgen de Chandavila, donde en 1945 acontecieron unas apariciones milagrosas de la Virgen de los Dolores que cada 27 de mayo se conmemoran con una peregrinación festivo-religiosa de gran tradición. Después toma nuevamente la carretera BA-052 durante unos metros para cruzarla y dirigirse a La Codosera por el camino Viejo de Chandavila, uniéndose primero al sendero SL- BA 139 y después al SL-BA 251

Jóvenes en la fiesta de Los Castañales

    Esta ruta es para disfrutarla por la belleza de su paisaje, no en vano aquí comienza o termina, según se mire, la cordillera de la Sierra de Sao Mamede y es por tanto una de las entradas principales al Parque Natural del mismo nombre. 


   Apañando castañas. 


    El pueblo, herencia de su pasado portugués, conserva la "Fiesta de las Castañas, en la fecha del 1 de noviembre, Festividad de Todos los Santos, y víspera del día 2, Día de los Difuntos, una costumbre portuguesa que ha llegado hasta nuestros días un poco descafeinada, pues el fin del festejo, como tantas y tantas fiestas paganas, es el culto a los muertos, tal como lo exportamos a Hispano Americana en tiempos de la Conquista con el Hallonween, tan de actualidad hoy día. A nosotros nuestras madres nos decían que las castañas una vez asadas, antes de irnos a dormir, las guardásemos debajo de la almohada.   . En Portugal las dejan encima de la mesa antes de ir a la cama, como dádiva a sus seres queridos fallecidos. En el pueblo, actualmente y desde que la conocemos como tal, al atardecer el vecindario formando grupos familiares o entre amigos, llegan hasta el  paraje de la finca comunal del mismo nombre dedicándose a apañar castañas del suelo, caídas desde los arboles una vez que el erizo se abre,  hacer lumbres con la leña recogida del monte y posteriormente asarlas. Todo un espectáculo y una fiesta, donde se juega con el fuego, todo un ritual,  además de comer castañas, tomarse sus tragos de licor, normalmente anís, se canta, se ríe y se disfruta de una fiesta muy bulliciosa y entretenida y, algo que se añadido en las últimas generaciones es que los jóvenes se mascarran la cara con tizones de la lumbre. Antiguamente por la noche, la gente iba al baile. Ahora como los bailes, los jóvenes parece como que no les gustan, a los mayores si les apetece y después de las castañas echarse unos bailes en el Hogar, al ritmo que marca el acordeón, es lo que toca. Al llegar a casa de madrugada, era costumbre encender una vela y rezar por los seres queridos ya fallecidos.  




martes, 2 de junio de 2015

LA PLAZA ALTA.



La plaza Alta.



La plaza y yo.


                          Una tarde de otoño, de esto hace ya algunos años, paseaba por esta plaza recordando los tiempos cuando yo era pequeño. En mis oídos creía escuchar la algarabía que niños y niñas formaban cada vez que salían al recreo a media mañana, procedentes de las dos escuelas públicas, de las cuatro,  que por entonces existían en este pueblo. Aqui al lado, justo detrás de donde yo estoy situado en la fotografía, estaba la de niñas, adosada a una casa de dos plantas, donde se encontraba la de los niños. En ésta última, en los bajos, también estaba la vivienda de la familia del maestro.



Festejos en la plaza

                        Se comentaba que los profesores no ganaban mucho dinero y su economía era poco boyante, por eso, la señora del maestro en su casa tenía la peluquería y no veáis la cantidad de chicas jóvenes y señoras casadas que se hacían la permanente, uno de los peinados de moda de la época, teniendose que secar sus cabellos al sol, sentadas en las poyatas de la plaza, porque otra forma de solucionarlo  no había. 



Las escaleras de la plaza

                   La vieja torre del reloj, que se ve en lo alto del edificio del ayuntamiento,  marcaba los tiempos necesarios para cualquier actividad desarrollada en el pueblo, ya que el reloj de pulsera o de bolsillos eran considerados elementos de lujo y eran pocos los vecinos que podían costearse uno. Para la terminación del recreo de los escolares la campana de la torre  también avisaba a los pequeños. 



Los funcionarios de entonces, asomados a los balcones del Ayuntamiento.

(Agustín Gallardo, Paco Rivero, Manuel Vado, Damián Morro y Javier Sama)

                       En la fotografía las agujas del reloj marcan las cinco de la tarde, la hora de salir los niños de clase, el momento en el cual la tranquilidad llegaba a este rincón del pueblo donde aquí, junto a la pared encalada, los abuelos aprovechando las horas del sol buscaban el calorcito de esta abrigada, no muy lejos de las señoras mayores que, sentadas en sus sillas de enea, le daban movimiento a la aguja de hacer ganchillo. 



La plaza de la Iglesia


                     Pero no todos los niños se marchaban a casa despues de salir de clase. Quizas fuesen a petiscar pero enseguida regresaban para jugar. 




Asi era la fachada del viejo ayuntamiento, oculta tras la reforma.

                      En este pavimento de tierra, ideal para ciertos juegos, se jugaba casi a todo, a los bolis, al mocho, con el aro, con la peonza,  al moscón, a los santos, a marro, a tintajerrera,  a la picota en invierno y al anochecer, con la leña traida del cabezo, a hacer grandes candelas hasta llegar la hora que decidían regresar a sus casas. 


Via Crucis junto al paredón de la plaza

                    Algunas niñas tambien encontraban en esta plaza un lugar para sus juegos. Aprovechando que el Ayuntamiento no habría sus puertas por la tarde, el andén era su lugar preferido donde hacer corros, saltar a la comba mientras cantaban sus canciones preferidas. Eso si, siempre alejadas de los niños. 



La casa de Manuel Gómez y el reloj. 

Viendo los troncos de los árboles de moreras, aún recuerdo la cantidad de niños que habrían subido hasta lo más alto posible, bien a coger las hojas verdes para alimentar a los gusanos de seda o para recolgarse de las ramas y realizar sus volteretas. 



La parte de arriba de la plaza 

                    Esta plaza era uno de los lugares de paso más importantes del pueblo. Por la mañana era frecuente ver a las mozas con sus cántaros a la cabeza camino de la fuente y, por la tarde, los mozos arreaban a sus caballerías para abrevar en los pilones de la fuente. 



Los novios con los padrinos, junto con el acompañamiento, por la calle arriba camino de la plaza

                         La plaza perdía vida al anochecer. Era el momento en el cual todo el mundo se recogía en sus hogares. Pocos puntos de luz de alumbrado público había en sus esquinas. Puede que alguna palomilla con sus correspondientes bombillas de pocos watios alumbraban la plaza. Llegaba entonces la hora del descanso, de reponer fuerzas y esperar a los primeros rayos del sol con los cuales en la plaza comenzaba otra vez la rutina. 




Anochecer en La Codosera



domingo, 3 de mayo de 2015

Pasaron " los mayos"





PASARON LOS MAYOS




Los componentes de "Andariegos Coseranos" se quisieron retratar con los premiados. 

               Llegó el mes de mayo después de una semana de lluvias, que el campo agradece. Los trigales reverdecen y las labores en el campo, preparando los canteros de hortalizas, se precipitan. Es la hora de sembrar si queremos recoger una buena cosecha.


Por esta calle los quintos bajaban cantando.  

         Quizás sea mayo uno de los meses mas bonitos del año. Es el mes de las romerias, de las que en cada pueblo hay unas cuantas, y también el mes de “los mayos”, esos muñecos de trapos que hemos visto colocados en los rincones de nuestras calles, ya no con carácter profano, como lo hicieron aquellos primeros romanos que, en honor a sus dioses, los ofrecían en señal de agradecimiento por la germinación de los campos.


Antiguo Ayuntamiento. Hoy reformado

          Los “mayos” de ahora, los peleles de trapo con la cara pintada, son de carácter lúdico festivo, reivindicativos de aquello que falta por hacer o divertidos, recordando profesiones u oficios, hoy ya casi olvidados.  


La caldereta preparada para comer

           Como cada año, los vecinos colocan a sus muñecos en diferentes  rincones de calles y plazas, normalmente situados cerca del lugar donde viven.  Este año, tal como les muestro en esta fotografía, el primer premio, el Ayuntamiento se lo ha concedido al grupo instalado en las escaleras que unen la dos plazas, la de la Iglesia, con la que fue  hace años sede del antiguo Ayuntamiento.  Un bonito lugar, dentro del casco urbano, muy apropiado para la representación del mensaje que han querido transmitir con la ambientación recreada del tema, “los Quintos”. Efectivamente, hablar de los quintos hoy día es recordar el pasado y situarnos casi treinta años atrás, que fue cuando dejó de ser obligatorio hacer el servicio militar. Por este motivo, existe  toda una generación de jóvenes actualmente que, si no se lo cuentan, no saben ni quienes fueron los quintos, un grupo de jóvenes, nacidos todos el mismo año, que durante generaciones fueron llamados obligatóriamente  para ingresar en el ejército con el objeto de servir a la Patria en acuartelamientos, dentro de la Península o en plazas africanas, incluidas la Islas Canarias. Hace algunas décadas, la mayoría de ellos, era la primera vez que salían del pueblo, por eso, ese día, las madres y las novias lloraban. Además, ser "quinto" de otro igual que él, imprimía carácter y, entre ellos existía una amistad casi familiar que duraría durante el resto de su vida. 


La lonja, donde vendían un poco de todo.

             También es muy significativo el lugar porque aquí, junto a estas escaleras, que anteriormente fueron escalerones, por donde más de dos chiquillos y personas mayores salieron rodando por la falta de soportes o agarraderas, toda vez que era el lugar que elegían los familiares, amigos y conocidos, para ver desfilar a los mozos, una vez que salían del ayuntamiento tallados y enfilaban la calle abajo buscando un lugar perdido y solitario donde divertirse.



La banda de música del pueblo


                  La representación de este año está muy bien conseguida porque, además de los muñecos, han colocado los elementos necesarios para la fiesta que en cada quinta no podían faltar. El solfista o acordeonista, que comenzaba a tocar y a entonar las coplas y cánticos que los mozos protagonizaban nada mas dejar de besar a todas las madres y novias que los esperaban una vez tallados por el médico oficial del pueblo:

-“Madre ya se van los quintos
   ya se llevan a mi hermano,
   ya no tengo quien me compre
   los pañuelos de la mano

Mientras que unos a otros se contestaban:

"Que te j..., te jod....,
  que te tienes que ir,
  que tu madre no tiene
  para librarte a ti. "

                Lo de librarte se refiere a la cantidad de dinero que las familias con recursos económicos suficientes pagaban a las arcas del Estado para que sus hijos no fuesen a la mili y por tanto, tampoco a la guerra. 



Estos dos paisanos venían de celebrara un bautizo en la iglesia y tambien se retrataron con los premiados. 

          Otro accesorios que aparece en el suelo, es el garrafón del vino, pero vino peleón, del que se bebía como el agua, sin vaso, si acaso utilizando la escupidera o bacinilla, que también aparece en el suelo, a la derecha.


Los quintos del 61, En este año cumplen 75. Era un dia de calor por que las chaquetas se las quitaron. Poco lujo se observa, solo uno tiene gafas de sol, hoy todos las lucirian. 


           El caldero también está incorporado. Aquel día era su fiesta y no había tregua para volver a casa y comer. La comida la organizaban en el campo, y para ello contrataban los servicios de una señora mayor, una cocinera de prestigio reconocido,  que les preparase la caldereta del chivo, que previamente habían comprado a uno de los carniceros del pueblo.


En el pueblo siempre ha habido buenos carniceros

           Y como el día iba a ser como el de este año, de excesivo calor, el sombrero o gorra no podía faltar, por eso iban a la lonja, una de las del pueblo, y compraban el correspondiente sombrero de paja, eso en los últimos años, pero en la época de nuestros abuelos no era necesario, ya que todo hombre, cuando llegaba a la mayoría de edad, como era el caso de los quintos, que se tallaban cumplidos los veintiuno, los padres le compraban el correspondiente sombrero de fieltro, que ya le acompañaría para siempre, incluso, hasta el día que fallecían, se lo entraban en la caja. 




El pueblo. 

lunes, 27 de abril de 2015

LA FIESTA DE "LOS MAYOS"

LA FIESTA DE " LOS MAYOS".



¿Que es eso de "Los Mayos"


                              La Festividad de los Mayos, también conocida como Los Mayos, es una fiesta popular de orígenes ancestrales que se celebra cada primavera en La Codosera el día primero del mes de Mayo.


                           Los “mayos”, son peleles confeccionado por los vecinos, a tamaño natural, utilizando ropa usada y rellenos con paja o cualquier otro material que los mantengan erguidos, los cuales protagonizan escenas satíricas y burlonas de muy diversa índole. Ese día, algunas calles del pueblo quedan invadidas por dichos muñecos de trapo caricaturizando temas o acontecimientos dispares en torno a profesiones, políticos o personajes famosos. 


                    En la actualidad y como atractivo turístico el Ayuntamiento de la localidad organiza un concurso dotado con diferentes premios.




Pero habrá viajeros que se preguntarán que de donde viene la celebración de esta fiesta. 




                  Efectivamente, la festividad ha ido derivando y en la actualidad los vecinos representan a sus muñecos en diversas y variadas actitudes. 





                  Sus orígenes son paganos  y por tanto, como otras muchas, no contaba con el beneplácito de la religión católica. No olvidemos que en la España de posguerra civil,  existía una censura religiosa para todo lo público. Se remontan a cultos pre- romanos. Posteriormente la tradición fue asimilada por los romanos en su adoración y culto a multitud de dioses en honor a la llegada de la primavera con el renacer de las primeras flores del año, que se corresponde con el actual primer día de mayo, fecha como actualmente ha llegado hasta nuestros días. 





                  



          En el pueblo, los vecinos de la periferia, mayormente las mujeres, fueron las encargadas de perpetuar la tradición, sin encomendarse y solicitar permiso a nadie. Así pues, el uno de mayo, el pueblo a primera hora de la mañana,  se levantaba ansioso de observar con que sorpresa novedosa les depararía el día. En un pueblo pequeño como el nuestro, con catorce calles y dos barriadas a recorrer, al poco tiempo, los más madrugadores ya daban la información al resto del vecindario. Ya me diréis. Con las libertades recortadas, incluidas la vestimenta de la mujer, obligatoria llevar la falda por debajo de las rodillas, atreverse a exponer al público la representación de una pareja, hombre mujer, con pocas ropa ella, y con el pantalón bajado él, era toda una provocación al sistema de la época. 

      Año tras año, la escena erótica no faltaba. En un par de butacas, de las que en cada casa de vecino había,  en el portal se exponían  los muñecos vestidos con ropas normales de uso diario, representando a un hombre y una mujer, realizados  con mas o menos maestría y gusto, aunque la gracia y la picardía era bien visible, una válvula de escape para que el público se pudiese reír a gusto. 



En el barrio  San Miguel donde siempre hubo "mayos" en portales.

              











            

La Codosera es un pueblo divertido, tal como se observa en sus carteles

                   Suponemos que el alcalde de turno sería informado por los municipales y esperaría la opinión del cura para ver que es que lo procedía. No olvidemos que en los años sesenta un agente de Cáceres mandó retirar del escaparate de una librería una lámina de color del famoso cuadro de Goya “La maja desnuda”. 

"La maja desnuda" de Goya. 

     Aquí solía ocurrir con  el alcalde de turno, que no se daba por enterado y esperaba que el día terminara cuanto antes para no crear alborotos.

    Además de celebrarse esta fiesta en San Vicente de Alcántara y Valencia, en algunos pueblos portugueses tambien. En las siguientes fotografía vemos imágenes de los vecinos vestidos con ropas antiguas en un día festivo donde el baile público no falta. 













miércoles, 22 de abril de 2015

"Codoseranos por el mundo"

"Codoseranos por el mundo".



La Codosera

                    Cada día que transcurre no deja de sorprendernos la cantidad de paisanos y paisanas que se relacionan con nosotros a través de internet. Atrás, muy lejano, en casa de cualquier familia, queda la llegada de una carta o la llamada telefónica. En la actualidad, a través del ordenador entramos en las redes sociales y en tiempo real, para que nos enteremos todos a la vez, nos llegan las noticias de nuestra gente, aumentado por día  los usuarios que lo utilizan  para saber algo de nosotros, de nuestras fiestas, cosas del pueblo, y enviarnos noticias de por donde andan, además de quedar patente las ganas que tienen de darse una vuelta por aquí. 


Castillo "Juana la Beltraneja"

                   Nos asombra comprobar como, de aquellos emigrantes que, en un principio lo hicieron a zonas muy determinada, como Madrid, Castellón, Cataluña o el País Vasco, al cabo del tiempo, ellos o sus descendientes, se encuentran dispersos en lugares dispares de norte a sur de la península y otros en tierras extranjeras.




El Gévora a su paso por el pueblo

                     La emigración en el pueblo desde finales de los años cincuenta hasta nuestros dias ha sido una sangría que no ha parado de correr. En el pueblo se marchron familias enteras, de cuyos apellidos solo las recuerdan las personas de más edad. Enumerarlas aquì sería dificil relacionar una nómina tan amplia. Hubo calles en las cuales, de cada casa, marcharon todos los miembros de la familia y si quedó alguno, fueron los abuelos.



La peña "La Niña"


                    Tiempos difíciles. Dejar la tierra donde uno ha nacido fue horrible para todos aquellos que nos tocó vivirlo. Estamos hablando de un periodo de nuestra España en la cual las comunicaciones en nada se parecían a las que en la actualidad tenemos.



Paisaje del río Gévora

 Gracias a esta mano de obra, al trabajo de toda esta gente, el progreso llegó allí, al lugar que eligieron los mejores trabajadores dispuestos a ganar dinero, si, pero tambien a dar lo mejor de si mismo para lograr el progreso de bienestar al que hemos llegado, naturalmente, en unos lugares más que en otros.



Plaza del Ayuntamiento

                    Y así hemos pasado un montón de años donde todo se ha ido transformando. Por razones familiares, ultimamente viajo con frecuencia a Madrid y el otro día me enteré que  el Barrio del Pilar, una zona del norte de Madrid, donde existen grandes avenidas y modernos edificios, es conocido como "La pequeña Extremadura" , por la cantidad de extremeños que allí habitan.




Paraje del Puente

                    En el Barrio del Pilar de Madrid tambien viven gente de La Codosera, como mi amigo Domingo Doblado que siendo bien pequeño, junto con su madre, Angelita, conocida por su profesión como la Churrera, se montaron un día en el tren con una dirección escrita en un trozo de papel y llegaron, sin saber una palabra de francés, hasta Bruselas. Hace unos años Domingo regresó a España y se quedó a vivir en Madrid donde hace poco tiempo ha fallecido su hijo en un trágico accidente deportivo . Un duro golpe que han tenido que soportar toda la familia.




Los Quintos del 60


                   Cuando le ocurren estas desgracias a gentes del pueblo  a todos se nos rompe un poco el corazón, pero tambien nos alegramos por aquellos otros codoseranos que trabajan cada día lejos de su tierra y obtienen éxitos en sus proyectos para vivir cada dia mejor.



La Codosera en la actualidad


      Vivir en la zona de La Raya, en La Codosera, ha sido beneficioso para muchos de los que emigraron al haber conocido  desde pequeños el arte de comprar y vender.  La frontera con Portugal fue durante años, quizás los más difíciles de nuestra historia reciente, un lugar donde mujeres y hombres comercializaron diferentes artículos de contrabando al margen de la ley para poder sobre vivir. La frontera era la lonja de contratación, el lugar donde se colocaban todos los que se atrevían a cruzarla burlando a los agentes que la vigilaban, aguzando el ingenio y  cargando con artículos que interesasen en el país de al lado, principalmente y por su importancia, el café sobre todo.




Turismo mariano en La Codosera un Viernes de Dolores

                   El espíritu comercial y emprendedor ha sido durante años lo que ha marcado a varias generaciones de paisanos y paisanas de los que marcharon, no olvidando nunca sus orígenes. Empresarios que han rotulado sus empresas  con el nombre de La Codosera o de Chandavila, como la Granja el Cruce, que en sus haber se enorgullece de ser una empresa nacida en el pueblo, aunque en la actualidad tenga su sede en Badajoz.



Una calle del pueblo

                           La mayoría de los primeros codoseranos que emigraron  ya se han jubilado. Muchos, con sus ahorros se construyeron una casa en el pueblo y han regresado definitivamente o lo hacen en vacaciones. Otros han echado raices familiares fuera y le es dificil volver. De los que  montaron empresas o crearon negocios, continuando con la saga familiar, aún quedan algunos por ahí, como el caso de mi familia que, aunque yo no he continuado con el negocio de mis padres, si lo hizo mi hermano mayor y hoy lo lo regenta su hija Maria y mi sobrino Eduardo, en Villaviciosa de Odón un pueblo moderno a pocos kilómetros de Madrid,  donde  llevan con orgullo seguir con la saga de la panadería, un negocio que fundó mi abuelo Manuel Berrocal allá en la ribera del Gévora, en el paraje del Puente, con un primer molino hidráulico aprovechando el salto de agua del canal que los obreros del pueblo labraron en la roca antes de llegar a lo que posteriormente fue "La Fábrica".