El pueblo visto desde la Sierra del Lugar.
Como en otros muchos municipios de
Extremadura, hace años que en La Codosera los hombres cuando alcanzaban la edad de trabajar salían en cuadrillas a buscarse la vida. La aceituna, los regadios, la siega..., eran faenas familiares, que una vez terminada la temporada, regresaban al pueblo.
Pero es a partir de los años sesenta del siglo pasado cuando se inició el fenómeno de la emigración hacia diferentes regiones del país e incluso a países europeos, de una parte muy importante de la población. Este fenómeno migratorio trajo consigo la merma del censo municipal, tal como nos señalan los últimos datos conocidos, habiéndose quedado en la actualidad rondando los 2.300 habitantes, muy lejos de los más de 4.000 que llego a tener en la década de la que hablamos. Aunque sucede que, durante las vacaciones de verano, cuando regresan de vacaciones con sus familias a su casa del pueblo, volvemos a tener los 4. o 5.000 habitantes otra vez.
La Siega.
Pero es a partir de los años sesenta del siglo pasado cuando se inició el fenómeno de la emigración hacia diferentes regiones del país e incluso a países europeos, de una parte muy importante de la población. Este fenómeno migratorio trajo consigo la merma del censo municipal, tal como nos señalan los últimos datos conocidos, habiéndose quedado en la actualidad rondando los 2.300 habitantes, muy lejos de los más de 4.000 que llego a tener en la década de la que hablamos. Aunque sucede que, durante las vacaciones de verano, cuando regresan de vacaciones con sus familias a su casa del pueblo, volvemos a tener los 4. o 5.000 habitantes otra vez.
Nido de cigüeñas en la torre del Reloj.
Esta nueva situación cambió la
vida del pueblo en muchos aspectos. El emigrante asentado en su nuevo
destino, lugar donde había encontrado un puesto de trabajo, decidió ofertar en venta su casa del pueblo para tener opción y dar la entrada en la compra de un piso nuevo en la gran ciudad
y con ello dejar de pagar la renta, desde que llegó a su nuevo destino.
Excursionistas en La Codosera
Muchos de los que no emigraron, los que aquí se quedaron, pequeños
propietarios de parcelas con sus casas situadas en la campiña o en las zonas de regadíos
próximas a la frontera portuguesa, recibieron con agrado las oferta, sacadas a la venta por las familias que marcharon que no dudaron en adquirirlas y, junto con sus enseres, se trasladaron a vivir al casco
urbano. Cambió la vecindad y también la forma de hablar de los nuevos vecinos. En las calles comenzó a escucharse con frecuencia el acento diferenciado del idioma
portugués, ya que los nuevos propietarios que llegaron, aunque españoles,
ésta era su lengua materna, mas fácil para comunicarse entre ellos.
Mujeres con cántaros en la plaza de la Fuente
Y pasaron años, y los codoseranos que marcharon, trabajaron duro para sacar adelante a su familia allá en sus nuevos destinos, donde
nada era fácil. Con este trasiego de trabajadores, dentro y fuera de la península, la economía española
crecía por día, había nacido el llamado "Milagro Español". Los coches comenzaron a circular y las máquinas de obras
públicas no paraban de hacer puentes y carreteras. Atrás quedaron los polvorientos caminos vecinales que unían a la población con el resto del país. Casi todo el
mundo se sacó el carnet de conducir y se compró el auto para, entre otras cosas, venir a su pueblo a descansar, pasar unos días en la feria y saludar a familiares y
amigos.
Y descubrieron que este mundo era diferente. El pueblo tiraba mucho y
sus raíces aquí estaban. Y se volvieron al tajo, a la fábrica, al taller, a la
empresa, llevando en su mente el proyecto de su vida,
construirse una casa en su pueblo para venir en cuantas ocasiones les fuera
posible. Visitaron al director de la Caja de Ahorros, sacaron sus ahorrillos de
la cartilla, se compraron el solar y hablaron con el albañil. Dicho y hecho, al
año siguiente la casita ya construida lista para amueblarla.
Años sesenta. La familia de Joao Pérez Semedo. Isabel su madre, su padre Rosalino Vaz Semedo, su padrino, Juan Pérez, sus tias, Agustina, Mariquina y Amelia, Su hermano y sus primos José Antonio y Pablo.
Ambiente veraniego en una noche de feria
Y el pueblo creció. Tanto que, de las
14 calles que había cuando marcharon hoy son un centenar las que llevan rótulos
propios. Y así se configuró este trozo de tierra rayano y portugués de nacimiento, entre otros motivos, gracias a las aportaciones de los hijos del pueblo que han invertido aquí el
dinero ganado con su esfuerzo en tierras lejanas.
El cacharrero y su ayudante
Las primeras calles las conocimos
empedradas con gorrones, como aquí se les denominan, rollos
rodados recogidos en el lecho de los ríos.
En la actualidad, la mayoria están perfectamente asfaltadas y además con acerados de baldosas de cerámica.
Calle Alta, empedrada con gorrones.
En la actualidad, la mayoria están perfectamente asfaltadas y además con acerados de baldosas de cerámica.
Plaza de España reformada
En cuanto a sus nombres primitivos,
en unas permanecen y en el resto, por diversos motivos, se lo han cambiado, como por ejemplo, Lutero por Otero, Cantarrana, por Gral.Primo de Rivera, Los Nogales por Teniente Corchado o Arrabal por General Navarro.
Atardacer
A pesar que, en La Codosera, el tema
religioso es importante, por las apariciones de la Virgen en el 1945, solamente
cinco llevan nombres de Santos, Santa María, San Pedro, San Miguel, Ntra.Sra.de
Guadalupe. Ntra.Sra.de la Luz y la Virgen de Chandavila.
Políticos parece ser que abundan. Figuran, Adolfo Suáres, Tierno Galván, y el que
fuera alcalde del pueblo, José Márquez Píriz.
Invierno en la Carretera, Ramon y Cajal.
En el tema del Nuevo Mundo, se han tenido en cuenta a los conquistadores extremeños, Hernán Cortés,
Francisco Pizarro, Vasco Núñez, Hernando de Soto y Pedro de Valdivia.
Plaza de la Fuente reformada
Militares, figuran el general Primo de Rivera, coetaneo de Alfonso XII, como Dictador, el General Navarro, por sus azañas en las campañas de Africa, Gerardo
Gómez, muerto en Cáceres durante un borbadeo de los republicanos, Teniente Corchado, teniente de la guardia civil durante varios años en el pueblo. y Agustín G. del Solar. coronel del ejercito español en el bando de los llamados nacionales.
Antigua calle Arrabal, hoy General Navarro.
Personalidades, dos de ellas relacionados con
el pueblo y tres muy conocidos, Josefa Martín Cotano, gran maestra de escuela, que enseñó a leer y a escribir a tres generaciones de mujeres codoseranas, Juán Antonio Galán y Galán párroco que coincidió como párroco durante las apariciones de la Virgen en Chandavila, el Doctor
Fleming, inventor de la penicilina, el nóbel Ramón y Cajal y el amigo de los niños, Felix Rodriguez de la
Fuente.
Calle Pedro de Valdivia.
Escritores. Miguel de Cervantes,
Jacinto Benavente, Gabriel García Márquez, Rafael Alberti y el extremeño Luis
Chamizo.
Calle Ntra.Sra.de Chandavila.
Pintores. Tres clásicos y uno, hijo
adoptivo del pueblo. Goya, Velazquez, Picasso y Genaro Lázaro Gumiel.
Plaza del Ejido.
Accidentes geográficos. Fuente,
Otero, Lancheras, Alta, Río Gévora, Río Gevorete, Sierra de la Calera, Sierra
de Pan de Trigo, Sierra del Lugar y Sierra Matasiete.
Avenida de Portugal
Relacionadas con Portugal. Av. de
Portugal y Av. de Caldas da Rainha.
En otro apartado y ya para terminar
la nómina, tenemos, la Plaza de España, el Potril, la calle Ventosa, la Viña,
Rica, Cementerio, los Molinos, Las Huertas, la Estrella, Quinta del Café,
Calvario, Libertad, la Encina, la Jara y el Rosal.
Piscinas Naturales.
De todas las que hemos señalados,
tres están dedicadas a hijos del pueblo, José Márquez Píriz, Gerardo Gómez y
Agustín Gómez del Solar. El primero fue el primer alcalde instaurada la
democracia en España, Gerardo Gómez un teniente de regulares que murió en
Cáceres durante la Guerra Civil en un bombardeo de la aviación republicana, y
Agustín Gómez, coronel del ejército, amigo de hacer favores a cuentos paisanos
le solicitaron su ayuda durante su servicio militar.
Paisaje de la Raya.
Como veis hay nombres rotulados en
las calles para todos los gustos. Aunque faltan algunos nombres. Atendiendo a
la historia del pueblo, a su pasado y para que no se olviden a los
profesionales, personas trabajadoras,
dignas de destacar por su esfuerzo en sacar adelante a sus familias y
contribuir económicamente a que el pueblo durante años haya tenido una posición
destacada y conocida en su entorno, yo propondría las siguientes:
Calle del Mochilero. Este pueblo vivió del contrabando
durante varias décadas y muchas familias pudieron cenar gracias a ello.
El edificio de la parroquia, donde confluyen elementos arquitectónicos diferentes, consecuencia de las guerras habidas con Portugal.
Calle de las
Lavanderas. Mujeres de todas las edades cargadas con cestos a la cabeza iban cada día a lavar la ropa en
las aguas de los ríos cercanos, con cuyo trabajo se ganaron la vida.
Niños en la Carreta
Calle de los Carreteros. Los carros fueron fundamentales para
la economía del pueblo, aquí o en Madrid, donde también está la calle Carretas.
La familia Perera
Calle del Navegón.- Carpinteros que hubo en pueblo de
un oficio hoy perdido, la construcción de carruajes, carros y carretas.
La pared de una fragua.
Calle de la Fragua.- Esta industria fue fundamental y
necesaria para la economía del pueblo. En la fragua se herraban las bestias y
se reparaban los aperos para la agricultura y la ganadería.
La bigornia
Calle de los
Comerciantes.-
En La Codosera si algo es importante es el comercio, comprar y vender es un
arte que nuestros antepasados practicaron como ningunos.
La unión entre dos plazas
Calle del Lagar.- Molinos y Lagares estaban situados
a lo largo del curso de los ríos que cruzan el suelo codoserano. Una industria
que contribuyó al bienestar de los ciudadanos de la época.
Modernismo en la plaza de la Fuente
Y por último, un homenaje a la piedra de pizarra, materia prima con la
cual durante siglos se construyeron las viviendas de esta tierra. El subsuelo
de esta tierra es rico en pizarras y las pedreras, aunque hoy apenas se utilizan aún se dejan ver por los
alrededores. Por ello, bueno es que el último nombre lo pidamos para la calle La Pedrera. Una palabra muy popular en Barcelona por la obra de arte que Gaudí construyó sobre un solar del cual, al igual que se hacía en el pueblo, se sacaban las piedras.
Paredes de pizarras con elementos sobresalientes utilizados como escaleras.
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