domingo, 3 de mayo de 2015

Pasaron " los mayos"





PASARON LOS MAYOS




Los componentes de "Andariegos Coseranos" se quisieron retratar con los premiados. 

               Llegó el mes de mayo después de una semana de lluvias, que el campo agradece. Los trigales reverdecen y las labores en el campo, preparando los canteros de hortalizas, se precipitan. Es la hora de sembrar si queremos recoger una buena cosecha.


Por esta calle los quintos bajaban cantando.  

         Quizás sea mayo uno de los meses mas bonitos del año. Es el mes de las romerias, de las que en cada pueblo hay unas cuantas, y también el mes de “los mayos”, esos muñecos de trapos que hemos visto colocados en los rincones de nuestras calles, ya no con carácter profano, como lo hicieron aquellos primeros romanos que, en honor a sus dioses, los ofrecían en señal de agradecimiento por la germinación de los campos.


Antiguo Ayuntamiento. Hoy reformado

          Los “mayos” de ahora, los peleles de trapo con la cara pintada, son de carácter lúdico festivo, reivindicativos de aquello que falta por hacer o divertidos, recordando profesiones u oficios, hoy ya casi olvidados.  


La caldereta preparada para comer

           Como cada año, los vecinos colocan a sus muñecos en diferentes  rincones de calles y plazas, normalmente situados cerca del lugar donde viven.  Este año, tal como les muestro en esta fotografía, el primer premio, el Ayuntamiento se lo ha concedido al grupo instalado en las escaleras que unen la dos plazas, la de la Iglesia, con la que fue  hace años sede del antiguo Ayuntamiento.  Un bonito lugar, dentro del casco urbano, muy apropiado para la representación del mensaje que han querido transmitir con la ambientación recreada del tema, “los Quintos”. Efectivamente, hablar de los quintos hoy día es recordar el pasado y situarnos casi treinta años atrás, que fue cuando dejó de ser obligatorio hacer el servicio militar. Por este motivo, existe  toda una generación de jóvenes actualmente que, si no se lo cuentan, no saben ni quienes fueron los quintos, un grupo de jóvenes, nacidos todos el mismo año, que durante generaciones fueron llamados obligatóriamente  para ingresar en el ejército con el objeto de servir a la Patria en acuartelamientos, dentro de la Península o en plazas africanas, incluidas la Islas Canarias. Hace algunas décadas, la mayoría de ellos, era la primera vez que salían del pueblo, por eso, ese día, las madres y las novias lloraban. Además, ser "quinto" de otro igual que él, imprimía carácter y, entre ellos existía una amistad casi familiar que duraría durante el resto de su vida. 


La lonja, donde vendían un poco de todo.

             También es muy significativo el lugar porque aquí, junto a estas escaleras, que anteriormente fueron escalerones, por donde más de dos chiquillos y personas mayores salieron rodando por la falta de soportes o agarraderas, toda vez que era el lugar que elegían los familiares, amigos y conocidos, para ver desfilar a los mozos, una vez que salían del ayuntamiento tallados y enfilaban la calle abajo buscando un lugar perdido y solitario donde divertirse.



La banda de música del pueblo


                  La representación de este año está muy bien conseguida porque, además de los muñecos, han colocado los elementos necesarios para la fiesta que en cada quinta no podían faltar. El solfista o acordeonista, que comenzaba a tocar y a entonar las coplas y cánticos que los mozos protagonizaban nada mas dejar de besar a todas las madres y novias que los esperaban una vez tallados por el médico oficial del pueblo:

-“Madre ya se van los quintos
   ya se llevan a mi hermano,
   ya no tengo quien me compre
   los pañuelos de la mano

Mientras que unos a otros se contestaban:

"Que te j..., te jod....,
  que te tienes que ir,
  que tu madre no tiene
  para librarte a ti. "

                Lo de librarte se refiere a la cantidad de dinero que las familias con recursos económicos suficientes pagaban a las arcas del Estado para que sus hijos no fuesen a la mili y por tanto, tampoco a la guerra. 



Estos dos paisanos venían de celebrara un bautizo en la iglesia y tambien se retrataron con los premiados. 

          Otro accesorios que aparece en el suelo, es el garrafón del vino, pero vino peleón, del que se bebía como el agua, sin vaso, si acaso utilizando la escupidera o bacinilla, que también aparece en el suelo, a la derecha.


Los quintos del 61, En este año cumplen 75. Era un dia de calor por que las chaquetas se las quitaron. Poco lujo se observa, solo uno tiene gafas de sol, hoy todos las lucirian. 


           El caldero también está incorporado. Aquel día era su fiesta y no había tregua para volver a casa y comer. La comida la organizaban en el campo, y para ello contrataban los servicios de una señora mayor, una cocinera de prestigio reconocido,  que les preparase la caldereta del chivo, que previamente habían comprado a uno de los carniceros del pueblo.


En el pueblo siempre ha habido buenos carniceros

           Y como el día iba a ser como el de este año, de excesivo calor, el sombrero o gorra no podía faltar, por eso iban a la lonja, una de las del pueblo, y compraban el correspondiente sombrero de paja, eso en los últimos años, pero en la época de nuestros abuelos no era necesario, ya que todo hombre, cuando llegaba a la mayoría de edad, como era el caso de los quintos, que se tallaban cumplidos los veintiuno, los padres le compraban el correspondiente sombrero de fieltro, que ya le acompañaría para siempre, incluso, hasta el día que fallecían, se lo entraban en la caja. 




El pueblo. 

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