lunes, 17 de diciembre de 2012

LA CODOSERA , las castañas, los difuntos y el Halloween.

   

Una tradición millonaria. 





    Preparando la lumbre


 La Codosera es un pueblo rico en fiestas y tradiciones y una de ellas es la que, desde siempre, se celebra el  1 de Noviembre, antesala del Día de los Difuntos. Antes de la cristianización de la Península Ibérica, esta fiesta, de origen  pagano, era conocida con diferentes nombres en cada lugar,  aunque los motivos de su celebración era los mismos, festejar el final de la cosecha y festejar la llegado del año nuevo de origen celta, con una  manifestación popular que el pueblo expresaba encendiendo hogueras para alejar a los muertos, al existir la creencia que éstos podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar y que, para evitarlo, se embarraban las fachadas de las casas y se decoraban las paredes con huesos, calaveras y murciélagos, para que los muertos pasaran de largo.  Con el descubrimiento de América, fueron muchos los extremeños que em emigraron y por tanto ellos los que transportaron a dicho continente nuestras costumbres, entre ellas ésta,  que, pasados un montón de años, los americanos nos devuelven la celebración con el nombre de Halloween.


La fiesta de Halloween 


    Cuando yo era pequeño y se comentaban nuestras costumbres ancestrales, casi nadie hablaba sobre el culto a los muertos y, si alguna persona era conocedora, se limitaban a encender una vela en su casa, la cual permanecía encendida toda la noche, hasta que, por la mañana, con el doblar de las campanas, comenzaba la festividad del día de Difuntos. Fue la iglesia católica la que hizo desaparecer estas creencias y para ello instituyó la Fiesta de Todos los Santos para suplantar la que hablamos. La festividad religiosa en el santoral,  se celebraba el 13 de mayo hasta que, en el siglo VIII, la iglesia católica decidió trasladarla al 1 de noviembre para combatir la fiesta pagana, y aquí fue donde se inició la mezcla de tradiciones de cada una de las celebraciones, sin dejar de expandirse cada vez mas,  la Fiesta de los Muertos Vivientes, a la que llamamos Halloween. 


    El vecindario llora por sus muertos, seres queridos y ríe cuando Cristo resucita. Vean la cara de felicidad de todos los presente con el templo abarrotado celebrando "La Fiesta del Aleluya"--------------------------------------------------------------------------------


 Aunque el contenido pagano desapareció, si permaneció en el sentimiento de la fiesta el estado de tristeza que imperaba en cada hogar al oír doblar las campanas y ver en cada hogar velas encendidas por el alma de los seres difuntos, seres queridos.


    Los vecinos se desplazan a Los Castañales. 

 


    Para los críos la fiesta consistía en salir desde por la mañana en compañía de los amigos a pedir los "Santos", que los dueños de las casas  regalaban con productos de la tierra, como, castañas, nueces, higos pasas, peros, camuesas o manzanas y algunas que otras perrillas, éstas últimas eran las mas apreciadas por los chiquillos. Llegada la tarde, una vez reposada la comida, las familias solían salir al campo, llegando hasta la finca de "Los Castañales", una propiedad comunal donde los castaños florecían.

 
    Volteando la sarten con las castañas. 





     El convenio con los vecinos era que por este día festivo de Noviembre, los propietarios deberian de conservar en el suelo, desde unos dias antes, sin apañar, castañas suficientes para que llegasen para todos los que deseasen asarlas en el citado paraje. Previamente ya el alcalde solía publicar un bando recordándoles este compromiso para con los vecinos, el cual se cumplia a rajatabla año tras año. las familias que vivían en el pueblo lo hacían desplazándose hasta la finca comunal de los Castañales para asar las castañas que generosamente los dueños de los árboles permitían cogerlas del suelo. La fiesta se convertía en el centro de diversión de los jóvenes, que se solían mascarrar la cara para hacer mas el gamberro, tambien las madres con sus hijos, que enseñaban a éstos el arte de asar castaña con las brasas de la lumbre sin quemarse y, por último, la fiesa del beber aguardiante o anís, directamente desde el garrafón, hasta que el cuerpo aguantase. Por la noche los mayores, las jovenes, sus parejas y sus pretendientes, iban todos al baile para rematar la fiesta. 


    Alrededor del fuego. 








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