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Desde Galicia hasta Alicante, pueblos y ciudades rinden tributo al santo con hogueras y fiesta
La noche de San Juan es paradójica. Por un lado se trata de la más corta del año, por la posición de la Tierra respecto al Sol, y sin embargo la intensidad con la que se disfruta la convierte en una de las noches más largas. En su festejo, no puede faltar un buen fuego para prolongar la luz y ritualizar la quema de todo lo malo acontecido en los últimos doce meses. A partir de ahí, son tan variadas como coloridas las manifestaciones de alegría que tienen lugar a lo largo y ancho de España.
El ritual de San Juan se perpetúa. En toda España comienzan a almacenarse cartones y maderas, prestos a ser prendidos junto al arrullo del mar o en los espacios habilitados a tal fin. La noche del 23 de junio es una de las citas más mágicas del almanaque, a la que consagran cuerpo y alma los espíritus festivos. El día pertenece al santo. Misas mayores honrando a San Juan, fiestas populares, música, bailes y degustaciones culinarias se suceden durante la mañana y la tarde. La noche, se debe al rito ancestral, tan antiguo como la humanidad misma. Cuando los días eran cada vez más cortos, se creía que el sol no recuperaría su pleno esplendor. Por esta razón, los antepasados rendían tributo al astro rey con el fuego, en torno al cual se celebraban ritos de toda índole para devolverle energía.
Alicante en llamas
En Alicante los festejos por San Juan anexionan y concilian todas las tradiciones, dando forma de conjunto a las que son las fiestas oficiales de la ciudad. Declaradas de Interés Turístico Internacional, comienzan el día 20 de junio con la lectura del pregón de fiestas. A lo largo de la jornada, se instalan en la vía pública las Hogueras o Monumentos, figuras artísticas de cartón y madera, muy satíricas y tan hermosas como efímeras.
Como no podía ser de otra manera, las figuras están avocadas a ser pasto de las llamas cuatro días más tarde. Y es que en Alicante las Hogueras se queman durante la noche del 24 de junio, un día después de San Juan, tras un espectáculo pirotécnico que se lanza desde el cerro del monte Benacantil.
Entre el pregón oficial y la quema de las Hogueras, Alicante ofrece un conjunto de eventos para todos los gustos. Se suceden desfiles, pasacalles, cabalgatas, ofrendas, corridas de toros, mascletás, actuaciones musicales, campeonatos deportivos? En las barracas se puede degustar la típica coca con atún y las brevas; y si las fallas valencianas tienen a su fallera mayor, Alicante elige cada año a su Belleza del Fuego (Bellea del foc).
San Juanito en Tenerife
En Punta del Hidalgo la innata dulzura de los tinerfeños es tal que a San Juan le ha salido un apelativo cariñoso: para los punteros es San Juanito. Antes de oscurecer, una pequeña comitiva recoge la figura del santo de la iglesia y la traslada a hombros hasta un lugar en la orilla del mar al que llaman el Güigo. La imagen llega a la pequeña ermita costera en solemnidad romera, acompañada de rondallas lugareñas. Al anochecer, se encienden las hogueras en un ambiente embriagador de misticismo y se aguarda, entre tragos de vino, chanzas y rituales, los albores del nuevo día.
Fogueiras de San Xoán en Galicia
Hay una tierra donde reinan las meigas, donde la magia es un ingrediente más de puchero, donde las mayores joyas son las tradiciones que se transmiten intactas de generación a generación. Ese lugar lleva por nombre Galicia, donde San Xoán da nombre incluso al mes de junio. Dicen los gallegos que el día de San Juan es una puerta abierta al mundo de Alén (más allá) con el terrenal presente, y por tanto, el momento idóneo de librarse de los malos espíritus en San Xoán meigas e bruxas fuxirán». Las hogueras se encienden pasada la media noche, llegado ya el día 24. A estos fuegos se les atribuyen facultades de protección y buena fortuna. Para ser beneficiario de sus virtudes, el ritual manda saltar sobre la hoguera un determinado número de veces que varía según localidades.
Al abrigo del fuego, se asan los típicos cachelos -patatas asadas con su piel, que se retira luego -y las sardinas asadas.
Cerdo, sí en todas sus versiones
Las fogatas también puede regalarnos sabrosas experiencias gastronómicas en torno a la lumbre. Así que, os proponemos unas sencillas y suculentas recetas para no desaprovechar las ascuas y su peculiar aroma de leña encendida.
Las chuletitas de cerdo son un clásico en cualquier barbacoa. Lo ideal es tenerlas aliñadas algunas horas antes de asarlas. Nuestros grandes aliados serán unos dientes de ajo, salsa de soja, pimienta negra y aceite de oliva virgen extra.
Aprovechando la gran variedad de embutidos que nos da la geografía española, podemos llenar nuestra parrilla de morcillas de arroz, tan típicas en Burgos; choricitos y salchichas caseras, incluso mejor con un toque picante; sin olvidar las sabrosas chistorras. Esta variada barbacoa hará las delicias de los más exigentes, mucho más si lo acompañamos con un buen pan.
El pan, la mejor compañía
El gran acompañante de la celebración es el pan. Es exquisito apenas pasado por las brasas (recordemos que el plus lo dará el sabor de madera quemada). Con ajo, aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal, será un acierto.
Valgan también como aderezo a nuestra barbacoa, por ejemplo, cebolla a la plancha, tomate, calabacín, pimiento, berenjena con vinagreta? Cabe todo lo que se nos ocurra.
A la brasa, sin pensarlo
En la costa, y sobre todo en la mediterránea, son imprescindibles los pescados y mariscos. Las sardinas no pueden fallar en las celebraciones autóctonas ¡y qué buenas están! Basta con limpiarlas bien e impregnarlas con abundante sal. Conviene que estén enteras, con todas sus vísceras. En Galicia dicen: por «San Xoán a sardiña pinga o pan», y que así sea. En las playas de Málaga, son muy comunes los espetos de sardinas, que se hacen al calor de las brasas y ¡están riquísimas! No está mal tener a mano unas cuantas rodajas de limón para aderezarlas.
Las brochetas (entendidas como producto ensartado en palitos de metal o madera) resultan una buena manera de degustar gambas y langostinos. Basta con intercalar una gamba con un langostino (limpios), rociarlos con aceite de oliva, limón, sal, pimienta y ajo. Cuando ya estén listos, añadir perejil fresco, finamente picado, y ¡listo para comer!
¡Y la queimada!
Como si de conjurar hechizos y ahuyentar malos espíritus se tratara, en Galicia hay una costumbre muy arraigada durante la noche de San Xoan: la queimada. Se trata de una suerte de poción mágica preparada con aguardiente, frutas (naranjas y limones, mayormente) y azúcar y que el maestro de ceremonia enciende y vierte en porciones mientras la llama está encendida.
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