LA CODOSERA
y las cuadras.
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Al igual que ahora las calles se llenan de cocheras para
guardar el automóvil, antiguamente, en la época de los abuelos, rara era la
casa de vecino que no tenía su cuadra.
Las familias pudientes, como se les llamaba, las tenían
alejadas de la vivienda, en los espaciosos corrales con entrada por las
traseras en una calle segundarias. Las familias de clase media, jornaleros y autónomos,
la tenían adosada a la vivienda con puerta independiente para la calle e,
incluso, otros, las caballerías tenían el paso por la puerta principal de la
vivienda.
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La cuadra era la vivienda de las bestias, el gallinero de las
gallinas, el pajar y también, lo que ahora llamamos el baño, el lugar donde se hacían
las necesidades de la casa. Si las bestias estorbaban, con una varita se las
obliga a cambiar de sitio.
Las cuadras, en verano
eran lugares frescos, bueno para dar frescura a la vivienda y, en invierno, proporcionaban calorcito al
resto de las dependencias de los moradores.
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Los animales cuando entraban en la cuadra, se encontraban con
el pesebre, donde su dueño, le tenía preparada la ración del pienso necesaria.
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La mayoría de las caballerías se las sacaba al exterior muy
temprano para comenzar el trabajo junto a los arrieros, muleros, carreteros
etc. etc. pero, otras descansaban y pasaban el día sin trabajar dentro de la
cuadra. Para que no se aburrieran ni deprimieran, el dueño les dejaba abierto
el amplio postigo que daba para el exterior, normalmente para la misma calle,
por donde sacaban la cabeza y se entretenían viendo a todos ser viviente que
pasaba.
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