Vista general del pueblo
Comentario sobre el libro: La Codosera, Un pueblo con Raíces y Costumbres Rayanas,
por José Píriz Márquez.
Valgan estas líneas como sencillo
homenaje de admiración y afecto a José Luis Olmo, pues su esfuerzo e ilusión al
escribir esta entrañable Obra, han arrojado un resultado fecundo y gratísimo
para los lectores.
Me viene a la memoria las enseñanzas
de uno de mis profesores de Literatura en tiempos de “bachillerato”, cuando aseguraba que, para escribir de algo, habían
de concurrir al menos tres premisas: Tener algo que decir, saber decirlo y que
resulte oportuno comunicarlo. Pues bien, las tres se dan sobradamente con
ocasión del nacimiento y publicación de este Libro.
La Obra, visiona el pequeño mundo
interior y exterior en el nació, creció y permanece, en cierto modo, su autor.
Un mundo repleto, a lo largo de la Historia, de pequeñas historias relativas a
lugares, paisajes, personas, personajes, costumbres, anécdotas, que inducen a
recuerdos, sentimientos, nostalgias, e incluso deseos de olvido y de futuro.
No menos importante es la manera en
que J. L. Olmo desarrolla los distintos capítulos del libro. Con un estilo
llano, sin otras pretensiones que las que él mismo confiesa en el prólogo,
logra atrapar la atención del lector en una narrativa amena, que sabe conjugar
los claroscuros de la vida rural.
Logra hablar de todos, sin molestar a
nadie, o al menos sin motivos para que nadie se ofenda con la lectura del
libro. Con rebosante afecto dibuja semblanzas de distintos personajes, vivos o
fallecidos, eludiendo cualquier valoración ideológica o que pudiera resultar
peyorativa para el aludido.
Informa de sus vivencias y de las que
cuentas los mayores del lugar; importante tarea de recopilación de la que todos
necesitamos alguna vez, para no olvidar quienes somos y de dónde venimos.
Y en ese sentido, resulta
particularmente oportuna la aparición de este libro, Pues La Codosera, por su
origen y circunstancias sociológicas, ha esparramado a sus hijos, y a los hijos
de sus hijos, por los lugares más insospechados de la geografía patria y del
resto allén de las fronteras, en un ejercicio anticipado de la globalización
actual.
Para toda esa población contemporánea
o futura, con raíces “coseranas”, olvidadiza, o tal vez
nostálgica, resultará un verdadero deleite, saborear las páginas del libro,
cual si de una tertulia con el Autor se tratara, al mismo tiempo que viejas
fotografías nos trae a la retinta la juventud de los tiempos pretéritos.
El pedagogo y Santo francés; Juan
Bautista de La Salle, corrigió en cierta ocasión a un coetáneo que afirmaba que
el mejor amigo del hombres es un buen libro, diciéndole que no; que el mejor
amigo del hombre puede ser un buen libro,
así como el peor enemigo puede ser un
libro malo.
Pues bien, este libro sobre La
Codosera, ha resultado ser, al igual que su autor, un buen amigo para todos,
sin perjuicio de aquellos extremos narrados con los que podamos disentir. Nada
podemos encontrar en sus páginas que justifiquen supresión o alteración en base
a intereses particulares de algún lector, ajenos a la finalidad cultura que el
Libro representa. Por eso quiere ratificar mi opinión con la expresión latina,
relacionada con el pasaje evangélico ante Pilatos: “Quod scripsi, scripsi”.
No quiero cerrar sin expresarle a
José Luis Olmo Berrocal, en mi nombre y
en el de todos los paisanos o lectores que puedan identificarse con la
intención de estas líneas, mi agradecimiento y enhorabuena públicos. Y, al
mismo tiempo, le animo a seguir escribiendo; es su primera obra y ha demostrado
madera, pues a pesar de lo poco
escrito sobre su Pueblo, emulando las palabras del Poeta: …/ no hay camino, se hace camino al andar… El caminó y ha logrado
pasar.
Con todo mi afecto.
José Píriz Márquez.-
Paisaje de Pan de Trigo
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